GASTRONOMIA

sábado, 21 de abril de 2012

EL CAMINO DE SANTIAGO, RUTA DEL PEREGRINO, por Alfredo Villaverde



Es llegada la hora de nuevo de acercarse a Compostela y revivir los caminos de la fe o cuanto menos de la esperanza de la mano del Apóstol más viajero y más español que conocemos: el inefable Santiago que desde la Edad Media ha sido y es símbolo y blasón de las España, por lo que hay que revestirse del manto del peregrino, tomar su cayado y su bordón, calzarse sus sandalias y andar por cualquiera de esas rutas mágicas que conducen a Compostela desde Portugal, Francia, Italia, Inglaterra (con barco incluido), Andalucía por el camino de la Plata, hasta conectar con ese tramo final que nos llevará al Monte do Gozo, ese observatorio único y espléndido desde el que la ciudad compostelana se dibuja allá abajo, pétrea y gris bajo esa lluvia casi constante, como el destino tan largamente deseado por el caminante que ha llegado hasta aquí después de jornadas trabajosas para alcanzar el punto final de su viaje y alcanzar ese Jubileo gozoso que le permita el perdón de sus pecados (al creyente) o la satisfacción del objetivo cumplido que ha contribuido a la vez a enriquecer su vida con nuevas experiencias y actividades a lo largo del camino.
Apóstol Santiago

¡Ea, peregrinos! Vayamos juntos otra vez por esta ruta que aguarda en el año que llega a diez millones de visitantes y más de doscientos cincuenta mil caminantes que alcanzarán su meta de peregrinaje y pleitesía al Apóstol. Una ruta que combina espiritualidad y cultura, naturaleza y gastronomía, para rendir un homenaje respetuoso al pasado y revitalizar el sentido ecuménico y abierto a todos del presente. Sigamos los pasos de esa Vía Láctea, signo de este camino, que nos llevará guiados por Santiago hasta ese Campus Stellae –Campo de Estrellas- que dentro de poco estará más limpio y hermoso por el programa de eliminación de la contaminación lumínica que nos prepara la organización del mismo con la colaboración de los astrónomos españoles. Y colaboremos también en esa plantación masiva de árboles que ayudará a la reforestación del Camino de la mano de algunas de esas bolas de arcilla que liberarán sus semillas para hacer más frondosa y verde esa ruta en nuestra geografía nacional.
Catedral de Santiago

Además el camino nos permite ir más allá de la tumba del Santo y acceder por el camino secreto de Compostela a ese otro destino mágico de Finisterre, el otro lugar en el que las creencias medievales alimentaban que era el límite del mundo conocido. Una ruta que recupera elementos megalíticos, celtas y romanos para dar a conocer mejor el rico patrimonio de Galicia en esa fusión de naturaleza, espiritualidad y cultura.

Jubilosos ganemos el Jubileo y cumplidas las etapas de nuestro peregrinar alcancemos ese Pórtico de la Gloria para rezar una oración, colocar nuestra mano derecha en el parteluz para pedir la gracia del Apóstol y dar después los coscorrones de rigor al maestro Mateo antes de oír la Misa que nos llevará al abrazo con la imagen de Santiago y su bendición fraterna. Volver a Santiago es más que revivir nuestras experiencias anteriores (si las hubiere) porque cada vez que emprendemos este viaje hay algo en nuestro interior que vibra y se emociona al pensar en esta nueva y singular experiencia que a buen seguro va a ser diferente y nos permitirá en esos días de distintos paisajes y paisanajes, sentirnos llenos de ese vigor y esa gracia que confiere nuestro Apóstol a todos los que año tras año lo visitan. Y después de cumplir nuestro sueño y arribar a Compostela, pasear por sus pétreos soportales y brindar con un Ribeiro o un Albariño a la salud del Santo.
Monumento a los peregrinos en el monte Del Gozo

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