GASTRONOMIA

sábado, 12 de mayo de 2012

SANCHO PANZA, PERSONAJE MUNDIAL E INMORTAL


Aquel loco caballero
que tenía por cordura su escudero”.

La imagen que nos presenta Miguel de Cervantes de  Sancho Panza es la de un campesino- vecino de Alonso Quijano, “Don Quijote”- fiel a su señor del que terminará contagiándose en el habla y  mentalidad .
Todo el mundo conoce bien al Sancho Panza de la primera parte de la obra maestra de Cervantes. Sancho es el glotón, el cobarde, el puro materialista, en fin, el hombre « de muy poca sal en la mollera », según la descripción de Cervantes en el Capítulo 7 al introducirle en la novela. Sólo en la segunda parte empieza Sancho a cambiar, a aprender, a evolucionar como persona humana.
Estas serían, en conjunto, las características más relevantes de Sancho: “era gordo y bajo, redondo como una pelota. De nariz chata, ojos saltones, pelo moreno, corto y rizado. Vestía chaleco corto y negro, camisa blanca, faja roja, pantalón de pana hasta la rodilla, peales de lana y alpargatas. Tenía un aspecto desaliñado, con barba de varios días.Era juicioso, con sabiduría popular, sensato a veces, miedoso, pacífico, simpático, alegre, bonachón, analfabeto, vago y muy gorrón. Le gustaba mucho comer y beber, era glotón, borrachín y muy buen amigo de don Quijote.
Sancho Panza es un personaje del pueblo, amante de la comida y el buen vivir, vago, no es sabio pero lleva consigo todo el saber popular recogido en refranes o historias transmitidas de generación en generación. Su visión del mundo es muy real, cruda, resignada casi siempre y al que no se le ocurre cambiar el mundo.
En un principio Sancho  se marcha con Don Quijote más por interés que por amistad, ya que  el caballero le promete una ínsula. Pero cuando Don Quijote se la da, Sancho usa su imaginación, al estilo de su señor, pensando en lo que tiene que hacer como gobernador sin considerar la verdadera realidad. La ficción de apodera de él. Sancho es, desde el principio, mucho más inteligente e intelectualmente capaz de lo que solemos creer. Para ilustrar estas calidades intelectuales de Sancho, podemos destacar el estilo retórico de un discurso suyo en el Capítulo 20 de la primera parte. Se trata de la temerosa noche de los batanes

Don Quijote y Sancho son dos personajes que han trascendido el papel y se han incorporado al imaginario popular, representados en multitud de formas artísticas desde la pintura hasta el cine. Don Quijote no es un personaje completo si no va acompañado del entrañable Sancho Panza.. Los dos personajes se complementan: el uno no puede existir sin el otro. Sancho Panza es la mitad perfecta de Don Quijote
…………………………………….
Sancho y Don Quijote nos dan la visión del mundo desde dos contextos diferentes, el caballeresco y el del realismo cómico. Hablar del Quijote no tiene un sentido total si no hablamos de Sancho Panza. La obra literaria española universal se conoce, claro está, por su personaje central, Don Quijote, pero no tiene un sentido total si no hablamos de Sancho quien lo completa casi constantemente
Sancho Panza, nace como personaje, en la segunda salida de Don Quijote para hacer de contrapunto suyo y darle la posibilidad de hablar y de hacer discursos.
Sancho representa al personaje realista. Es un campesino que se preocupa por el lado práctico de las cosas. Su personalidad es muy rica: es astuto, bromista y egoísta, y por otro lado confiado, bondadoso. Representa al apego a los valores materiales, mientras que Don Quijote ejemplifica la entrega a la defensa de un ideal.
La evolución de Sancho es evidente en la novela. Se trata de un personaje dinámico en las formas y en el pensamiento que, incluso termina emulando comportamientos y lenguaje “quijotescos”, aunque  siempre permanecerán en él las características de un hombre del pueblo, simple y rústico.
Su imaginación, basada en lo que ve, oye e interioriza- aunque es un hombre rudo y analfabeto- es  extraordinaria e incluso llega a “quijotizarse” en este sentido. La muestra más palpable de esta faceta  la podemos apreciar  cuando Sancho toma posesión de la ínsula.
 Sancho tiene un lenguaje menos rico que Don Quijote y a veces le cuesta expresar lo que siente, lo que piensa o lo que ve. Tiene poco vocabulario, por esta razón, para él son muy útiles los refranes porque así evita crear frases propias. Los refranes expresan sentimientos y son populares y conocidos, de esta manera toda la gente con la que hable le va a entender. La mayoría de los refranes que dice Sancho se encuentran en la segunda parte de la novela.
  Sancho Panza es asimismo tenido por algunos como la figura emblemática del materialismo en contraste con la estampa de Don Quijote a quien se considera el idealista por excelencia. La fidelidad al amigo, la lealtad a pesar de los extravíos, da un sello de solidaridad con un ser atormentado. Es lo que sirve para apreciar en Sancho Panza unos pliegues de grandeza en su alma.
Conocedor al modo socrático de su ignorancia, es capaz Sancho de aprender de su amo, -permanentemente encasillado en sus libros y, por ello cerrado ante los mensajes de la realidad- y es capaz, al mismo tiempo, de asimilar la rica experiencia vital, que sus andanzas les deparan.
Asimismo se erige en símbolo de las insólitas e inesperadas capacidades del pueblo, cuando éste es dinamizado en una gran empresa.
Las andanzas del caballero y su improvisado escudero retratan la vida en Castilla en el siglo XVI, aburrida y monótona en muchos casos pero vistas por el hidalgo se nos transforma en un mundo nuevo a descubrir desde un punto de vista que no estamos acostumbrados a tener. En ese aspecto nos enseña en ver la maravilla de lo cotidiano, que se puede aplicar siempre a nuestras vidas. Sancho Panza representa la visión real que le sirve de contrapunto, descarnada  y desprovista de maravillas, a la cual intenta adaptarse o pasar a su lado sin transformarla.
Es notable la evolución de los personajes a lo largo de la novela, ambos cabalgan juntos, tienen aventuras, pero sobre todo  hablan y escuchan las historias de los otros personajes que se van encontrado en los distintos capítulos, aprenden de ellos y de si mismos, evalúan, actúan, aprenden y se transforman. Así de los dos puntos de vista tan dispares que tienen ambos al principio de la novela, van acercando posiciones cuando comprenden el punto de vista del otro, el hidalgo ya no verá al final gigantes, princesas y personas mal orientadas que después de una lección enmendaran sus vidas, a la vez Sancho descubre que aunque sea un poco es bueno intentar cambiar las cosas que no nos gustan,  mejorándolas, que la vida es una aventura en que cada día pueden pasar cosas nuevas y fascinantes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario