GASTRONOMIA

domingo, 29 de mayo de 2011

JUAN LUIS VIVES, PRECUSOR DE SIGMUND FREUD, por Andrés Berguer Kiss


Juan Luis Vives

Mucho se ha escrito acerca de las contribuciones que Vives hizo al conocimiento científico de las relaciones humanas cuando la humanidad apenas estaba empezando a surgir a duras penas de la ignorancia hacia el período del Renacimiento. Con sus nuevos hallazgos, Vives se estableció en la historia como uno de los primeros en otorgar luz a la humanidad para salir de la oscuridad de la Edad Media.
     Las contribuciones de Juan Luis Vives¾oriundo de la ciudad de Valencia, quien nació en marzo 6 de 1492¾han tenido que ver con sus estudios empíricos de los afectos de la personalidad, de las ideas y sus asociaciones, sus propuestas para fomentar la educación de las mujeres, su apoyo de los pobres sin recursos para educarse. Por su comprensión de la psicología como ciencia experimental y sus estudios empíricos de las funciones de la memoria; por haber apoyado en su mayor tratado científico, De anima et vita (3) el método empírico-descriptivo de investigación un siglo antes de la publicación Novum organum de Francis Bacon, el biógrafo norteamericano de Vives, profesor Foster Watson (5), designó al gran filósofo y humanitario Vives como el padre de la psicología moderna.
     Como si estas contribuciones no fueran suficientes para afirmar la importancia de Juan Luis Vives en la evolución del conocimiento humano, quinientos años después de su muerte en 1540, sus descubrimientos analíticos lo llevaron a afirmar que la comprensión individual, usando un método riguroso de introspección, es el primer paso en la exploración de los secretos de la naturaleza. Con ese mismo descubrimiento¾piedra angular de sus investigaciones¾Sigmund Freud logró fundar la psicoanálisis.
     Vives fue el primer filósofo que rehusó meterse en discusiones metafísicas acerca del alma y comenzó a entender sus operaciones en un nivel más alto y complejo. Propuso que el alma se puede estudiar por medio de los instrumentos externos del cuerpo humano, los sentidos. Concluyó diciendo, “No nos concierne qué es el alma; sus manifestaciones corporales son de máxima importancia”.
     Por medio de su introspección objetiva, Vives descubrió el proceso de asociación mental (3), la capacidad de revivir antiguas experiencias por medio de la asociación; describió cómo ciertas asociaciones son placenteras o desagradables de acuerdo con la emoción original que las precipitó, y cómo ciertas asociaciones fueron ‘olvidadas’ porque la emoción original que las causó era desagradable.
Como escribió Zilboorg (6) en su clásica obra Historia de la psicología médica, Vives comprendió la relación entre las emociones y los mecanismos de la retención y el olvido un siglo antes de Hobbes.
     Pero es precisamente como el precursor de Sigmund Freud durante la era cuando el Malleus maleficarum¾el manual de la Inquisición que estaba causando estragos en Europa¾donde Vives resalta con más vigor.
     Es de gran importancia notar que Vives fue uno de los primeros científicos que se refirió a los sueños como un proceso activo en vez de pasivo y recomendó que para retener en la memoria, la persona “debe aprender algo antes de reposar para que, al dormir¾soñando¾pueda aprender y mejorarse”.(3)
     Al igual que Freud (1), Vives protestó en su De anima et vita contra los acientíficos que interpretan los sueños, astrólogos, adivinos y quirománticos de su época. Dos tesis de Freud que son clave para comprender el significado de los sueños durante el proceso psicoanalítico de psicoterapia son, a) eventos del día que precede al sueño provocan el contenido del sueño, y b) algo existe en los sueños que satisface algún deseo¾a menudo inconsciente¾del soñador. En su obra mayor, Vives (3) claramente dice que hoy soñamos con cosas que tuvieron algo que ver con lo que sucedió ayer. Y, en lo que se refiere a la satisfacción de un deseo durante el sueño, es tan explícito como Freud al escribir, “…cuando el alma desea vehementemente por un objetivo, esa esperanza es la que aparece durante el sueño”.
     Como Freud lo hizo siglos después, Vives llegó a la conclusión de que ciertos sueños están asociados con condiciones patológicas. Con respecto a sueños confusos en relación con los parámetros de tiempo y lugar, Vives (4) escribió: “Esto ocurre cada vez cuando el alma está indispuesta o cuando el cuerpo está enfermo, o durante períodos de gran excitación. Por esto es que rechazamos dormir a veces para no exponernos a volver a soñar”. Así fue como Vives llegó a comprender lo que la psicoanálisis ha llamado a la atención de investigadores en tiempos más recientes: No sólo existe una relación entre la enfermedad y el contenido del sueño, pero también entre la enfermedad, el contenido del sueño y el rechazo de dormir, i.e., casos de insomnio y depresión. No sorprende leer lo que afirmó Vives (3): “Un verdadero conocimiento filosófico es el estudio de los remedios del alma, ya que sus enfermedades son más secretas y peligrosas que las del cuerpo”. Freud no lo pudo haber dicho mejor.
     A pesar de que Vives no fue tan explícito como Freud acerca de una teoría del inconsciente, es cierto que sostuvo ciertas nociones Freudianas al respecto. De acuerdo con Vives, el alma consiste en dos partes que son la superior y la inferior. Es un pecado, según él, que la parte superior, la parte endiosada del alma, (la familia de Vives era de judíos conversos) se preste a servirle a la parte inferior, la parte brutal. Creía que existía una batalla entre estas dos partes del alma. La parte inferior estaba compuesta por los afectos, las pasiones, la envidia, el placer. La parte superior del alma contenía la comprensión y el juicio, la conciencia. Es casi redundante decir que estas dos divisiones del alma están bien reflejadas en el concepto del ‘superego’ y el ‘id’ de Freud. Pero la manera como Vives concibió la batalla entre la parte superior y la inferior evidencia su comprensión de los conflictos internos en término de ajustamientos de la conducta: “Es un pecado del hombre, que estos disturbios o afectos se rebelen, que surjan (de la parte inferior), que puedan gobernar al hombre, dejando a la razón y a la comprensión a un lado” (3).
     Vives tuvo numerosas impresiones clínicas que usó para avanzar sus observaciones. Para dar una idea de su vasto conocimiento de lo que algún día llegaría a llamarse psicoanálisis, tenemos que consultar a Zilboorg (6) de nuevo: “Vives describe las tendencia egoístas de la humanidad, sus apetitos, sus tendencias a demandar aprobación, su amor activo y pasivo¾conceptos casi ultra-modernos, casi Freudianos. Amor pasivo, es decir la tendencia de ser recipiente del amor, produce gratitud; y la gratitud siempre se revuelve con la vergüenza. La vergüenza entonces naturalmente interfiere con el sentimiento de gratitud. Luego, lo que produce frustración también produce el sentimiento de la ira. El amor entonces se mezcla con el odio.
     “Aquí tenemos”, añade Zilboorg, interpretando a Vives, “una definitiva declaración acerca del enigma de la dualidad de los sentimientos, del conflicto entre dos afectos que son mutuamente contradictorios, un fenómeno que se consideraba como ‘ilógico’ y por lo tanto imposible antes y después de Vives, hasta los primeros años del siglo XX, cuando Eugen Bleuler, siguiendo a Freud, introdujo el concepto de la ‘ambivalencia’”.
     Como Pinel y Freud, Vives levantó su voz a favor del tratamiento individualizado en todos los casos de enfermedad mental. Pero Vives hizo su declaración durante el apogeo del Malleus maleficarum, en el tiempo cuando ‘brujas’ y epilépticos, heréticos, psicóticos, y los que se oponían a la Iglesia, fueron sometidos al suplicio de la hoguera. Vives descartó las connotaciones metafísicas que en su tiempo predominaban en lo que tuviera que ver con la psicopatología, y consideró a los desequilibrios mentales como enfermedades cuyo remedio debía ajustarse a las necesidades individuales de los pacientes.
     Finalmente, el concepto del erotismo¾de acuerdo con Vives¾es muy similar a lo que propuso Freud. La tesis La doctrina psicológica y pedagógica de Luis Vives de Fermín Urmeneta (2), pone en relieve lo que escribió Vives en su obra De institutione cristianae, donde dijo que lo que usualmente llaman el amor corporal no debía llamarse ‘amor’ sino ‘libido’.          




B i b l i o g r a f í a

1.  Freud, S. The Basic writings of Sigmund Freud (A. A.          Brill, Ed.) New York: Random House, 1938.
2.   Urmeneta, Fermín. La doctrina psicológica y pedagógica de Luis Vives. Barcelona: Talleres Gráficos Iselan,    1949.
3.   Vives, J. L. Introducción a la sabiduría. En Rivadey    neyra, M. (Ed.) Autores españoles. Madrid: Imprenta,     estereotipía y galvanoplastia de Aribú y Compañía,   1873.
4.   Vives, J. L. Tratado del alma. Buenos Aires: Espasa-    Galpe, 1942.
5.   Watson, Foster. The father of modern psychology. Psch. Rev., 1915, 22, 333-353.
6.   Zilboorg, G. A history of medical pschology. New York: W. W. Norton, 1941.

No hay comentarios:

Publicar un comentario